Campeggio Valle do Seo

Wir waren Mitte Mai 2010 (auf der Durchreise nach Santiago de Compostela) auf dem Campingplatz. Obwohl noch geschlossen (geöffnet von 15.6. - 15.9.) hat man uns erlaubt über Nacht zu bleiben. Sehr gastfreundlich !! Die Santitäranlangen sind top, das Restaurant wurde renoviert, machte aber einen sehr guten Eindruck. Die herrliche Rühe mit dem kleinen Fluß in unmittelbarer Nähe (Zugang direkt vom Platz) ist unbeschreiblich. Einfach Natur pur !!, wer das sucht ist hier richtig. Als Gastgeschenk hat der Besitzer uns sogar noch einen Vino tinto (vermutlich aus eigenem Anbau) überreicht. Ein köstlicher Wein. Wir können den Platz nur empfehlen. Gut zu erreichen von der N VI, immer der Beschilderung nachfahren. Gruß Leo und Ursula

Mejor no vayais, asi nosotras podemos disfrutar de este paraiso con total tranquilidad. Tiene tanto parcelas bien delimitadas como una zona más comunitaria, bajo chopos, con lo que, habiendo sombra, hay tambien mucha luz. El entorno es una maravilla y la gente del camping, de lo mejorcito que me he encontrado en la vida, siempre dispuestos a facilitarte lo que sea, a charlar, a darle un vistazo y hasta a cuidarte a los pequeñajos, y un sinfin de maravillas más. El bar/restaurante, con unas truchas a la brasa de impresión y una variedad de orujos de elaboración propia riquisimos. Cierto que los baños y fregaderos no son como para lanzar cohetes, pero bueno, cumplen bien con su función (si hubiesemos estado 12 o 15 tiendas, habrían estado un tanto justitos de dotación) tiendas, bueno. Total, que en cuanto podamos volvemos (nuestros nanos se pasaron el verano preguntando que cuando volviamos al Valle do Seo)

Comparto totalmente la impresión de Jaime y quizá añadir el lugar estratégico en el que se encuentra para acceder a múltiples paraisos del silencio. Gracias Valle do Seo

Se trata de un camping pequeño, para los que nos gusta encontrarnos cerca de la naturaleza. Un rio con una poza para bañarse y una praderita para tumbarse, las tiendas al tresbolillo entre arboles, gallinas sin verguenza de asomarse a la hora del desayuno, un aguichuelo sobrevolando al atardecer, millones de estrellas en la noche, silencio solo roto por el rumor del rio y el ulular de alguna lechuza....En el restaurante comimos unas truchas que a mi, que soy de corazón sensible, me hicieron llorar de gozo. Y dejo para el final lo mejor: CHUS Y MAXI. Da un poco de pudor hablar bien de los que ya considero unos amigos, pero son como un par de angeles, siempre dispuestos a aprenderse los nombres de todos los crios (5) que venian en el grupo, a fuerza de llevarles a dar de comer a los animales, a ayudarnos a resolver cualquier avería que sufrieramos en el material de acampada, a traernos el pan ( ¡¡¡QUE PAN, SEÑORES!!! ), a tantas y tantas pequeñas muestras de hospitalidad, que no acabaría nunca. Altamente recomendable.