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Camping La Paz

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Camping La Paz

Playa de Vidiago. Acceso por la carretera N-634 (E-70), Km. 292, Vidiago 33597 - Asturias - Asturias - España

(0034) 985411012 (0034) 985411235

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Juan765

Groseros, chulos y maleducados Llegamos el viernes 5/07/2013 hasta el camping, pero nos detuvimos a escasos metros de la entrada, para decidir si nos quedábamos o no. El motivo de la duda fue que el tiempo estaba nuboso, a pesar que en la predicción de internet aparecía un sol como una casa para ese dia y ese momento concretos (la causa, según nos han contado, es que en Llanes, existe un microclima, que en cualquier momento pueden bajar las nubes de la cordillera y fastidiarte el día, a pesar de que en el resto de la provincia haga sol y calor). Pues nos detuvimos un momento para conectar la tablet y ver el tiempo (comprobando que seguían asegurando que estaba haciendo sol, cuando no era cierto). En ese momento apareció un tipo que venía de la recepción del camping, y nada mas llegar ya se vio que venía en plan chulo, chulo, puesto que a pesar de que se acercaba de frente a nuestra furgoneta, y yo tenía bajada la ventanilla de mi asiento, el del conductor (y le hice señas educadamente para que se acercara), el individuo decidió que él iba por donde le salía de sus partes, y se situó en la ventanilla del copiloto, que estaba subida y no había nadie sentado ahí. No contento con eso, decidió que el tenía la libertad y el poder de abrir la puerta de mi furgoneta para empezar a recriminarnos cosas. No teniéndole esos detalles en cuenta, le dije que estabamos comprobando el tiempo un momento, y ya nos dijo, sin ninguna educación, que teníamos que quitarnos de allí porque era un sitio donde daban vuelta las caravanas, sin indicarnos ningún otro sitio ni nada. (Eso, de haberlo sabido, nos habríamos detenido en otro sitio aunque no había muchos, pero el caso es que no había ningún cartel indicándolo. La única señal que había, pero no en ese sitio, sino unos metros más lejos, era una de prohibido aparcar, que es distinto de prohibición de detenerse, y ya digo, no en el sitio donde estábamos nosotros). Pues bien, de nuevo no contento con eso, el tipejo empezó a lanzar ladridos del tipo “…¿qué me decías de que fuera por tu ventanilla? ¿Qué no me costaba nada? ¿era necesario una tonteria como esa?” o “…eso me ha ofendido…” o “vais a arruinaros las vacaciones”. Yo ya estaba a punto de bajarme del coche para que hubiera algo más que palabras, cuando pensé en mi mujer y en mis hijos que venían en la furgoneta, y además que el tipo gordo decidió nuevamente que podía cerrar libremente la puerta de la furgoneta. Así que la duda que teníamos de quedarnos o no, quedó suficientemente resuelta. Cogimos de nuevo carretera hacia otro sitio que hiciera sol (por cierto, nada más salir de Llanes apareció de nuevo Lorenzo en todo su esplendor), no sin antes recriminarle la mala ostia con que trataban allí a los posibles clientes.

Enviado 10 años